Un cliché en ficción que ya ha alcanzado trascendencia a tal punto de superar el mero status de cliché es la idea de que toda psicología es freudiana. He oído que este fenómeno también se le conoce como “En algún lugar, un psicólogo está llorando”. Básicamente, que toda la psicología sigue el modelo arcaico y anticientífico de Sigmund Freud. Esto suele servir a la función de no confundir a la audiencia (que es tonta) al nunca salir de las fuentes de referencias populares, porque TODOS han oído hablar de Freud, y la psicología nunca avanzó más allá del subconsciente. Si los científicos se guiaran por esta lógica, los edificios todavía se medirían tirando cosas desde la azotea.
El problema es que hay un poco de verdad en esto: no importa cuan poco científico, cuan poco desarrollado o cuan inerte sea hoy en día, todavía existen muchas personas cuyo credo profesional se sienta en el postulado de que en el mundo hay dos tipos de personas: los que cuando chicos se aguantaban la caquita, y los que la dejaban escapar tipo chorro de cohete. No, en serio, así funciona la tontera del desarrollo psicosexual. Personas que se niegan a ver el proceso evolutivo detrás de cualquier ciencia, tratando de operar con un modelo reconocido por lo muerto y disecado que se encuentra. Sin mencionar que son unos jodidos insufribles. Venga, atrévete a contarles algo de tu vida personal. Y ni siquiera, porque verán abiertas tus parafilias por la forma de agarrar el cucurucho de helado.
Ocasionalmente se me abría el apetito de ser maestro pokemon freudiano. Leí el Freud para principiantes (esos que usan viñetas para explicarlo todo), asistí a unas clases de Introducción al psicoanálisis, me arriesgué con los textos originales. Y por fin me rendí, porque lo aprendido me era tan… no encuentro mejor palabra que estúpido. No hay ningún secreto para leer a Freud: El psicoanálisis freudiano es lo más simple del mundo, causa y efecto. Con razón Kafka y otros lo odiaban tanto. No hace más que una mente analítica y dotes conversacionales para triunfar en este mundo, y son estas características las que atraen a las gentes más idiotas. No pido un manual tan asquerosamente complejo que el tenerlo en mi repisa sea fuente de admiración entre mis conocidos[1], pero… por favor.
Tomen Nosotros y los otros, un libro del crítico búlgaro Tzvetan Todorov. Entre otras cosas, Todorov se pichulea a la mitad de los referentes que usó don Sigmundo. Fue brillante en su época, claro, pero ese es el problema. Freud ni siquiera era psicoanalista porque tal título no existía, él era medico. Con cero referentes, tuvo que crear el psicoanálisis de la nada. Y como se ve con Todorov, la mitad de sus referencias son racialistas al peo, aprovechados del boom científico victoriano para presentar sus teorías nada científicas. Así que, por favor, dejen de culpan a mamita por un momento.
[1] Acá tienen que imaginarme,apuntando con el dedo y un tono de entre ironía y autodepreciación, una copia de El yo en la teoría de Freud y en la técnica psicoanalítica en mi repisa.
Más que el psicoanálisis, me molestan los psicoanalistas. Con gente tan engrupida no se puede tener una conversación normal, coloquial. Uno de sus peores rasgos es la cara de reproche que ponen cuando uno usa mal alguno de sus conceptos, por ejemplo, si uno osa llamar psicópata a alguien que no lo es.
Engrupidos e intelectualoides como son, no pueden aceptar que sus palabrejas tienen un significado distinto en el habla cotidiana. Esperan que todos las usemos con precisión académica (como si el psicoanálisis fuera tan preciso…).
mmm me imagino la conversación entre un psicoanalista, un sistémico, un Gestatl y un sociólogo posmo…shuuuuuu
Lo peor no es eso. Lo peor es que definitivamente hay quienes dicen entender el psicoanálisis y en cada conversación tratan de sacarte la foto, desnudando tus vulnerabilidades…Un esfuerzo innecesario, porque andar con el diván al hombro debe cansar las articulaciones.
Mi mujer es psicoanalista, pero no le gustan los psicoanalistas, por lo mismo q a JM.
Tengo amigos psicoanalistas que piensan que resolvieron el dilema de la existencia, y no son capaces de ver el dogma en el dogma.
O sea, apunto precisamente a los psicoanalistas que juran como valido todavía que las contratransferencias, la neurosis y los deslices freudianos son todavía herramientas válidas para estudiar a una persona. Ataco por igual la idea en tevelandia de que nunca se avanzó más allá de Freud, y la misma idea pero en el mundo real por parte de ciertos pelmazos. Hay montones de gentes razonables que te dirán que los postulados de Freud hace tiempo que fueron revocados, o si se usan es con un significado muy distinto al original. Pero no nos toca hablar con ellos, sino con que los que te pillan altiro si te ocurre decir «cemento» en una oración (porque suena como «semen to» ¿Entienden? Yo tampoco) Paroxismo histérico pa’ ellos.
Un chiste: ¿Cuantos psicólogos freudianos hacen falta para cambiar una ampolleta? Dos: uno para sujetar la ampolleta y otro para sostener el pene… ¡Escalera!¡Quise decir escalera!
Y yo que creía que mi accionar se debía a la «envidia del pene» Impajaritable!!!
Tengo el medio pene.
Bueno… según Freud, tu medio pene es señal de un deseo no consciente de demostrar la superioridad viril frente a un régimen paternal aplastante. El objetivo final es, por supuesto, eregirse como una pareja sexualmente superior para la cópula con la madre. Coincidentalmente, la necesidad de mostrarse fálicamente imbuido en un contexto de anonimato muestra la búsqueda por aprobación entre los pares, resultado del status de no ser el favorito en la familia; una venganza subconciente del destete apresurado.
(Sorry, no me pude aguantar)
PD: Este es el comentario nº 69 que se ha hecho en el blog. Sientanse libres de analizar que representa subconcientemente.